- Entre Líneas
- Posts
- 🤖 ¿Debe la IA ser regulada? Cuidado...
🤖 ¿Debe la IA ser regulada? Cuidado...
El destino del pensamiento crítico está en juego
ENTRE LÍNEAS

Fotograma del vídeo de presentación de Sora2
📢 Con el lanzamiento de Sora 2, alguna gente se ha puesto nerviosa. Vídeos generados por inteligencia artificial que ya rozan lo indistinguible: gestos naturales, voces creíbles, emociones simuladas con una precisión que hasta hace poco era patrimonio exclusivo de grandes productoras de Hollywood y equipos de CGI.
En cuanto algo “demasiado diferente” aparece, las masas, a semejanza de los perros más sumisos, se colocan entre las piernas de su amo. Empiezan los titulares: “¡Hay que regular la IA!”, “Deberían obligar a poner una marca de agua en los vídeos creados por máquinas”, “No podemos dejar que la gente se confunda”. Lo cual quiere decir “todo el mundo es demasiado tonto como para saber si esto es cierto o no, menos yo (y/o los inteligentísimos miembros del gobierno).
Lo mismo de siempre: miedo, moralina y la vieja receta del control.
El problema es que ese impulso —aparentemente razonable— puede tener efectos exactamente contrarios a los que pretende evitar. Regular la IA en nombre de la “verdad” o la “seguridad” puede ser una trampa mucho más peligrosa que los propios deepfakes. Ahora os explico por qué.
😀 Pero antes: ayúdanos gratis y en 2 segundos. Si haces click en el anuncio de abajo (es la revista online 1440) se genera un mini-ingreso que nos ayuda a seguir con contenidos gratuitos como estos.
Si alguna vez has aprendido algo conmigo, esta es una forma increíble, gratuita y fácil de apoyar mi contenido. Muchas gracias, y seguimos ⤵️
CONTRAINTUITIVO: ENTENDAMOS LA PROHIBICIÓN DE LA DIFAMACIÓNLas leyes contra la difamación generan algo inesperado (¿o es a propósito?): lo llamaremos presunción de veracidad. Al existir esas leyes, cuando leemos periódicos o escuchamos noticieros, tenemos a pensar: “Si esto fuera falso, ya los habrían denunciado”. Y así, sin darnos cuenta, millones de personas bajan la guardia. Creen que alguien —el Estado, los tribunales, “los verificadores”— ya está cuidando de su juicio crítico. Paradójicamente, cuanta más protección se promete, más vulnerables nos volvemos. | Pinnochio |
Join over 4 million Americans who start their day with 1440 – your daily digest for unbiased, fact-centric news. From politics to sports, we cover it all by analyzing over 100 sources. Our concise, 5-minute read lands in your inbox each morning at no cost. Experience news without the noise; let 1440 help you make up your own mind. Sign up now and invite your friends and family to be part of the informed.
CULTIVAR EL ESCEPTICISMOAhora imagina lo contrario: un mundo sin esa red. Un mundo en el que los vídeos falsos abundan, los medios (algunos) están claramente sesgados y nadie garantiza que lo que ves sea real. Esto no es nuevo: ya ocurrió en los orígenes de internet. Portales de vídeos como El Rellano y ese mar de foros donde los primeros cibernautas buscaban información nos enseñaron a sospechar de (casi)todo: “Creo que eso se hace así, pero no me hagas mucho caso: lo leí en internet”. Esto no quiere decir que todo el mundo tenga ese “espíritu crítico” o que sea fácil que todo el mundo lo adquiera, pero la alternativa sí asegura que este se atrofie y que más y más gente se convierta en menor de edad intelectual. | ![]() Pirrón, filósofo escéptico |
Si las generaciones futuras crecen sabiendo que lo que ven online puede no ser cierto, desarrollarán “defensas” en forma de escepticismo natural, casi instintivo. Aprenderán a confiar primero en su entorno, luego en personas dignas de su confianza y, solo a veces, en instituciones con buena reputación, con un historial carente de mentiras.
Esta, la de la reputación, parece ser una institución que cada vez más gente infravalora. Como suelo decir, si voy a la carnicería que voy, no es porque tenga un “sello de calidad” o porque tenga una pegatina de la Unión Europea: voy porque mi abuela lleva 40 años comprando carne a esa misma familia, alimentando con ella sin problemas a mi madre, a mi tío, a mis hermanos y a mí. Es todo lo que necesito.
La reputación, esa vieja “moneda social” de libre uso, no impuesta, que desde siempre ha mantenido en pie la confianza de comunidades enteras.
Ir a una pescadería porque iba tu abuela, no porque tenga un sello de la UE.
Confiar en un medio de comunicación porque, durante años, nunca te ha mentido. En cuanto alguien descubra que miente, su reputación se pierde y te pasas a otro. Simple.
Creer en alguien porque “tiene palabra” y fama de justo/a vale más que cualquier certificado.

Michel de Montaigne, otro escéptico con pedigrí
La reputación es el verdadero sistema inmunológico de una sociedad libre. Además, es gratis y descentralizado. No viene impuesto desde arriba sino que se cultiva desde abajo, entre personas que se conocen, que se observan o, al menos, que responden por lo que hacen.
Es más: imagina por un momento una carnicería de nueva apertura, subvencionada con fondos de la Unión Europea, material nuevo y sellos de calidad de esos que mencionaba. Sin haber demostrado absolutamente nada, tendría, en principio, más prestigio y sería más segura que aquella a la que yo voy. ¿Por qué? ¿A cuento de qué?
Llevemos este ejemplo al ámbito de la IA…
¿MARCAS DE AGUA OBLIGATORIAS EN LOS VÍDEOS?

Fotogramas de vídeos hechos con Sora 2
Imaginemos ahora que los burócratas y los pusilánimes se salen con la suya y se aprueba su deseada regulación: “toda creación con IA deberá llevar una marca de agua oficial”. Entonces, el público acrítico y cobarde respirará aliviado: “Por fin podremos distinguir lo falso de lo real”.
Perfecto. Pero, un momento…
¿Qué ocurrirá cuando alguien con los medios y las intenciones adecuadas lance un vídeo hecho con IA pero sin marca de agua? ¿Qué ocurre si un político de turno lanza un vídeo fake de su contrincante haciendo algo inmoral y no le pone la marca de agua? ¿O vídeos de una nueva “amenaza global” de algún tipo?
Exacto: millones de personas, ahora con la guardia baja, se lo creerán sin pestañear. Las mentes del rebaño ya habrá delegado su pensamiento crítico.
Cada vez que entregamos nuestra capacidad de juicio a una institución que promete “protegernos”, cedemos algo mucho más importante que privacidad o libertad: cedemos nuestra capacidad de discernir.
Y las instituciones —lo sabes bien— nunca son neutrales: tienen intereses, agendas, ideologías. De ahí al Ministerio de la Verdad hay un solo decretazo.
El futuro que llega exigirá algo más que leyes y regulaciones: pedirá autonomía y pensamiento crítico.
Viviremos rodeados de falsificaciones tan precisas que la desconfianza se convertirá en algo imprescindible, pero no hay que percibir esto como algo necesariamente malo. ¿Por qué? Porque puede ser una oportunidad para volver nuestra vista, desde el entorno digital controlable, controlado, lleno de estímulos superficiales, hacia la vida “real”. Hacia las cosas importantes. En ese entorno, la verdad será algo que se gana día a día, con coherencia y con hechos.
Sintiéndolo mucho, la confianza no puede delegarse, del mismo modo en que no debemos pedir que los políticos piensen por nosotros. Quien haya demostrado integridad, será valioso. Quien haya mentido, debe atenerse a las consecuencias.
La inteligencia artificial, si estamos atentos, nos empujará a mirar con más atención, a fiarnos menos de aquellos que sistemáticamente nos mienten y engañan y más de nuestra experiencia directa. Tal vez, en ese ejercicio constante de dudar, recuperemos algo que la comodidad, la irresponsabilidad y el infantilismo modernos nos habían arrebatado: la capacidad de pensar por nosotros mismos.
Accede a 🌱 Micelio para tener acceso a un espacio donde las ideas no se cancelan, donde se debate y donde cada día aparecen temas nuevos, quedadas, recomendaciones y reflexiones que hacen crecer a toda la comunidad. No te lo pierdas. Te esperamos.
Por favor, no os olvidéis de hacer clic en el anuncio de arriba: no os cuesta nada y para mí significa mantener independencia y mi capacidad de ofrecer parte de mi contenido gratis (como este).
Gracias, siempre, por vuestro apoyo.
Hasta la próxima semana


